¡Atención, atención!

La atención es una de las principales y más básicas capacidades cognitivas que tienen las personas, y se puede definir como la capacidad para seleccionar, mantener y dirigir la información que puede ser relevante. Es tan básica y necesaria que muchos procesos cognitivos dependen de ella, tales como la capacidad de memorizar o de entender.

Pero a veces, no suele funcionar muy bien y solemos escuchar cosas como “es que es/está muy despistadx”, “es que no se concentra” o simplemente “no está atentx”.

Cuando este tipo de apreciaciones por parte de los demás o de la misma persona está presente, lo habitual es preguntar “¿desde cuándo?”. Según la respuesta a esta pregunta (junto a una serie de cuestiones más), indicaría el protocolo de valoración a seguir: si bien es necesario la valoración de esta capacidad en profundidad para descartar/confirmar un trastorno del neurodesarrollo (o dependiendo de la edad, un trastorno degenerativo); o bien, si es necesario valorar más otras cuestiones relacionadas con el área interiorizante, ya que puede ser un síntoma asociado a un estado de ánimo bajo, por ejemplo.

Sea como fuere, es importante prestar atención a la atención.